Bye, bye 2014!
Lo que faltaba...
El poder de una sonrisa
Pues sí. Las sonrisas son tan poderosas como contagiosas. Las hay de mil maneras.
Hice un mini experimento en Alemania. Los alemanes tienen fama de ser fríos, cuadriculados, de semblante serio... Y me dije, ¡No puede ser!
Mientras cenábamos, comentábamos tales cosas por lo que me dispuse sonreír a varios germanos que pasaban por allí (a dos o tres, no más ¿ein?). Y, efectivamente, en esos casos devolvieron la sonrisa. Resulta más que agradable cuando alguien te la devuelve.
Bueno... aquí va. Espero que os guste.
Ahora o Nunca
Canciones que te hacen recordar... que estás vivo.
Palabras de... una princesa*
Entonces... ¿para qué?
Con nocturnidad y alevosía
Palabras de... una princesa.
Siempre Pepe
Aquí os dejo un pedacito para que os pique el gusanillo como a mí.
Silencio, principio y final, océano eterno que rasgamos un día con el llanto. Acompañados del grito, espantados del mutismo, entramos en la vida con el escudo del estruendo en la garganta. Y somos, desde entonces, una porción de tiempo y ruido en medio del silencio, un islote de alboroto en medio del océano. Tan solo brevedad. Y a lo largo de ese tiempo nos llegan esquirlas de aquel silencio perdido, pequeñas porciones de eternidad, destellos de la nada a la que un día pertenecimos y que recuerdan también que otra eternidad silente nos aguarda. Quizá por eso esté el silencio tan lleno de misterio, quizá por eso lo anhelemos cuando la vida nos aturde, quizá por eso queramos nadar en él cuando buscamos entendernos. A veces nuestro interior está cerrado a su pureza y tememos su presencia dentro y fuera de nosotros. Y entonces para ahuyentarlo recurrimos al bullicio, también dentro y fuera de nosotros. El silencio siempre habla con la elocuencia ambigua del oráculo, en él habitan los enigmas más antiguos, es la corriente que arrastra los secretos, el pozo del que brotan las palabras, los conceptos. Hay quien huye del silencio y hay quien lo persigue y no lo encuentra. Hay quien tiene oídos para él y hay quien sólo los tiene para el ruido.
Palabras de ... Pepe Viyuela ("El Silenciario").
Visión optimista de lo imposible
Cantando mantras y otros menesteres
El ruido del Silencio
Últimamente cuando llego a casa, me supera escuchar el ruido del silencio. Pongo la tele para escucharla de fondo; conecto el ipad para escuchar música. Cualquier cosa que emita ruido con tal de no percibir que estoy sola.
Pues bien, el último día de cada mes hacemos meditación en clase. La profe nos ha propuesto un ejercicio de meditación libre: cada uno podía concentrarse en lo que quisiera. Y yo elegí meditar pensando en una vela. Al regresar todos de nuestra ausencia, cada uno hemos hablado de aquello en lo que hemos dirigido nuestras mentes: la plaza del pueblo treinta años atrás; el pueblo donde crecí; la propia respiración; la sensación de tener el gato encima del vientre; el mar...
Al final, todos conectamos con las cosas más sencillas de la vida. Y, generalmente, ansiamos estar con nosotros mismos. En mi caso, cuando medito busco silencio. Yo misma y la vela. Yo misma y el campo de trigo. Yo misma y la naturaleza. Ese silencio que me supera cuando estoy sola es el que busco cuando me enfrento a estar conmigo misma. ¡Qué grata sorpresa!
Aquí os dejo una cita de mi profesora:
Los días no vividos
Y todo pasa demasiado deprisa. [...]. Me hacen falta recuerdos para vivir joder. Y tiempo, cariño. Me falta tiempo. Pero bueno, no te preocupes porque no nos vamos ni a enterar. Esto va a ser muy rápido. y ademas nos vamos a ir de aquí juntos. Más juntos de los nunca podríamos llegar a estar."
Hace unos días que vi esta película "Los días no vividos". Es una pelo que trata sobre el fin del mundo pero a la española. Es interesante ver la reacción de las personas cuando saben que vas a morir.
No es un peliculón. Ni tiene grandes efectos especiales ni nada de eso. Pero me gusta la trama. Como evolucionan los protagonistas.
¿qué sentirías tú si supieras que mañana se acaba el mundo? ¿Cuál sería tu reacción, la última imagen que pasaría por tu cabeza?
Tal vez esta peli sea una forma de decir "¡vive! No permitas que el tiempo pase. Ama a tus seres queridos y no solo los quieras. Lucha por lo que quieres. Persigue tus sueños...
Si alguno la veis, espero vuestra opinión os guste o no ;D
Palabras de... una princesa*
Y tú... ¿te estás muriendo de algo?
" Muere lentamente quien se transforma en esclavo del hábito,repitiendo todos los días los mismos trayectos, quien no cambia de marca,no arriesga vestir un color nuevo, quien hace la televisión su guía.
Quien evita una pasión, quien no arriesga lo cierto por lo incierto para ir detrás de ensueño, quien no se permite por lo menos una vez en la vida, huir de los consejos sensatos.
Muere lentamente quien no viaja, quien no lee, quien no oye música, quien no encuentra gracia en sí mismo."
Palabras de... Pablo Neruda.
Y ahora... ¿qué?
Palabras de... una princesa*
La guerrera
¿Nos miramos?
El final es enternecedor. Después de treinta y tantos años, al abrir los ojos, se encuentra con el que fue el amor de su vida.
Lo que me gusta y me llama especialmente la atención no es la idea en sí misma. ¿Quién no ha jugado de pequeño a mirarse fijamente a los ojos a ver quién aguanta más sin reirse? Mi marca está en 3" y lo conseguí de adulta... ea!
Ella trasmite una mirada neutra, segura de sí misma. Pero, ¿os habéis fijado en las miradas de las personas que se sientan frente a ella? Hay una en concreto que me pone los pelilllllos de punta.
Espero que os guste. Ánimo con la semana.
Palabras de... una princesa*
El ser humano... una especie única en el mundo.
Espero que os guste y que seáis capaces de diferenciar los tantísimos tipos de besos que existen. Y si no... a practicar jejej
Palabras de... una princesa*
Todo es transitorio
Hola!
"Esto también pasará
Hubo una vez un rey que dijo a los sabios de la corte:
- Me estoy fabricando un precioso anillo. He conseguido uno de los mejores diamantes posibles. Quiero guardar oculto dentro del anillo algún mensaje que pueda ayudarme en momentos de desesperación total, y que ayude a mis herederos, y a los herederos de mis herederos, para siempre. Tiene que ser un mensaje pequeño, de manera que quepa debajo del diamante del anillo.
Todos quienes escucharon eran sabios, grandes eruditos; podrían haber escrito grandes tratados, pero darle un mensaje de no más de dos o tres palabras que le pudieran ayudar en momentos de desesperación total. Pensaron, buscaron en sus libros, pero no podían encontrar nada.
El rey tenía un anciano sirviente que también había sido sirviente de su padre. La madre del rey murió pronto y este sirviente cuidó de él, por tanto, lo trataba como si fuera de la familia. El rey sentía un inmenso respeto por el anciano, de modo que también lo consultó. Y éste le dijo:
- No soy un sabio, ni un erudito, ni un académico, pero conozco el mensaje.
- Durante mi larga vida en palacio, me he encontrado con todo tipo de gente, y en una ocasión me encontré con un místico. Era invitado de tu padre y yo estuve a su servicio. Cuando se iba, como gesto de agradecimiento, me dio este mensaje (el anciano lo escribió en un diminuto papel, lo dobló y se lo dio al rey).
- Pero no lo leas -le dijo- mantenlo escondido en el anillo. - Ábrelo sólo cuando todo lo demás haya fracasado, cuando no encuentres salida a la situación.
Ese momento no tardó en llegar. El país fue invadido y el rey perdió el reino. Estaba huyendo en su caballo para salvar la vida y sus enemigos lo perseguían. Estaba solo y los perseguidores eran numerosos. Llegó a un lugar donde el camino se acababa, no había salida: enfrente había un precipicio y un profundo valle; caer por él sería el fin. Y no podía volver porque el enemigo le cerraba el camino. Ya podía escuchar el trotar de los caballos. No podía seguir hacia delante y no había ningún otro camino.
De repente, se acordó del anillo. Lo abrió, sacó el papel y allí encontró un pequeño mensaje tremendamente valioso. Simplemente decía:
- esto también pasará.
Mientras leía estas palabras sintió que se cernía sobre él un gran silencio. Los enemigos que le perseguían debían haberse perdido en el bosque, o debían haberse equivocado de camino, pero lo cierto es que poco a poco dejó de escuchar el trote de los caballos.
El rey se sentía profundamente agradecido al sirviente y al místico desconocido. Aquellas palabras habían resultado milagrosas. Dobló el papel, volvió a ponerlo en el anillo, reunió a sus ejércitos y reconquistó el reino. Y el día que entraba de nuevo victorioso en la capital hubo una gran celebración con música, bailes. Él se sentía muy orgulloso de sí mismo.
El anciano estaba a su lado en la carroza y le dijo:
- Apreciado rey, le aconsejo leer nuevamente el mensaje del anillo.
- ¿Qué quieres decir? -preguntó el rey.
- Ahora estoy victorioso, la gente celebra mi vuelta.
- No estoy desesperado y no me encuentro en una situación sin salida.
- Escucha – dijo el anciano – este mensaje no es sólo para situaciones desesperadas.
- También es para situaciones placenteras.
- No es sólo para cuando estás derrotado; también es para cuando te sientes victorioso.
- No es sólo para cuando eres el último; también es para cuando eres el primero.
El rey abrió el anillo y leyó el mensaje: “esto también pasará”, y nuevamente sintió la misma paz, el mismo silencio, en medio de la muchedumbre que celebraba y bailaba, pero el orgullo, el ego, había desaparecido. El rey pudo terminar de comprender el mensaje. Lo bueno era tan transitorio como lo malo."
Cuando seamos conscientes de que absolutamente todo en esta vida es transitorio, empezaremos al ser un poco más felices.