El ruido del Silencio

Hoy, meditando en clase de yoga, me he dado cuenta de una cosa o más bien, de varias.

Últimamente cuando llego a casa, me supera escuchar el ruido del silencio. Pongo la tele para escucharla de fondo; conecto el ipad para escuchar música. Cualquier cosa que emita ruido con tal de no percibir que estoy sola.

Pues bien, el último día de cada mes hacemos meditación en clase. La profe nos ha propuesto un ejercicio de meditación libre: cada uno podía concentrarse en lo que quisiera. Y yo elegí meditar pensando en una vela. Al regresar todos de nuestra ausencia, cada uno hemos hablado de aquello en lo que hemos dirigido nuestras mentes: la plaza del pueblo treinta años atrás; el pueblo donde crecí; la  propia respiración; la sensación de tener el gato encima del vientre; el mar... 

Al final, todos conectamos con las cosas más sencillas de la vida. Y, generalmente, ansiamos estar con nosotros mismos. En mi caso, cuando medito busco silencio. Yo misma y la vela. Yo misma y el campo de trigo. Yo misma y la naturaleza. Ese silencio que me supera cuando estoy sola es el que busco cuando me enfrento a estar conmigo misma. ¡Qué grata sorpresa!

Aquí os dejo una cita de mi profesora:

"La práctica de la meditación me ayudará a despejar esos grises nubarrones de mi mente que me impiden apreciar el sereno azul de mi cielo interno"

Deseo que todos esos velos grises que nos impiden ver el verdadero camino hacia la felicidad, no me aparten de este sendero que me ayuda a conocerme a mí misma cada día un poco más.

Porque somos libres de deshacer cuando queramos y porque todo es transitorio...



Palabras de... una princesa*

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