21... cinco meses sin ti y mi amor sigue creciendo

                            4 de Abril de 2021       [23:55 h] 

Carta a mi madre... el amor de mi vida.

Mamá, te quiero mucho. 

Sé que te lo dije infinidad de veces pero, ahora que no estás, ¿qué hago con todo este amor, con la intensidad, la inmensidad?

"Sempiterno": aquello que empieza, pero no tiene fin... como mi amor por ti.

Te echo de menos a todas horas. Me haces mucha falta.

Te quiero cuando respiro.

Te quiero cuando sueño.

Te quiero cuando siento dolor.

Te quiero cuando río y lloro.

Te quiero por las mañanas y por las noches.

Te quiero cuando observo una puesta de Sol, cuando pienso en el mar y cuando la brisa resulta agradable al caminar.

Te quiero cuando me siento sola.

Te quiero porque pronuncio tu nombre sin más. 

Te quiero porque ahora hago esas coso que antes solo tú hacías,

Te quiero por tu eterna sonrisa y esos ojos tan vivos.

Te quiero porque tus palabras resultaron ser verdad.

Te quiero porque no hay nadie más bonita que tú.

Te quiero porque "soy" gracias a ti.

Te quiero porque no soy madre, pero sé lo que una madre representa.

Te quiero porque hay mucho de ti en mi y eso, me hace sentir orgullosa.

Fuiste, eres y serás mi amor eterno, mi guía, mi esperanza, mi razón de ser, mi ilusión, el impulso para lograr mis metas, mi orgullo y la alegría.

Espero no defraudarte nunca leona. Vivo en ti y tú en mí.

Eres mi orgullo y mi pasión ¡Mucha fuerza mamá! Guíame.

Te querré siempre estés donde estés, vida mía.




Palabras de ... M*



Y llega un día...

 Hoy, día de la poesía, me ha llegado un whats app con un poema cuyo autor desconozco y, no podía dejar pasar la oportunidad de publicarlo por aquí. 

Todos los días pienso en ella, pero cada veintiuno de cada mes me recuerda el momento en que mi corazón se partió en mil pedazos.

"Y llega un día..."

Que te escuchas hablando como ella, cocinando como ella, regañando como ella, cantando como ella, enseñando como ella, bailando como ella, escribiendo como ella, llorando como ella.
Y llega un día que esos zapatos gigantes que tanto te probaste te quedan, y puedes recorrer su huella.
Y con cada paso vas entendiendo todo lo que alguna vez criticaste.
Y entiendes los límites, los retos, los enojos, las preocupaciones, los miedos.
Y agradeces que estuvo ahí, acompañándote de cerca, cuidando, vigilando.
Y agradeces sus desvelos, sus sacrificios, su tiempo.
Llega un día que te miras al espejo y la ves.
Porque unos meses estuvimos en ella pero ella siempre va a estar dentro nosotros"

No necesité perderla para valorar y agradecer la madre que tengo.  Le dije infinidad de veces que la quería, que para mí era la más guapa y mejor madre del mundo. Le di millones de besos y abrazos, muchos mimos y cuidados. ¡Cuánto la extraño!

Eres omnipresente mamá


 



Estamos de aniversario

 Un año ha cumplido desde que aparecieron los primeros contagios por la COVID-19.  El miedo a vacunarse abre paso a la urgencia por hacerlo. Cansados de vivir sin libertad, empiezo a sentirme atrapada por el Síndrome de la Cabaña. Vivimos la tercera ola, con variantes de otras cepas aún más contagiosas. Retrasos en la vacunación, mientras altos cargos se saltan los protocolos para administrarse las dosis. Se prohíbe la movilidad, las relaciones fuera de tu grupo de convivencia, pero se celebran elecciones catalanas.

Esta pandemia no nos ha hecho más fuertes sino meramente supervivientes (que ya es bastante), y lucharemos por reparar los estragos de una terrible crisis económica, social y emocional, en definitiva, existencial. 

La gente ansía volver a su vida anterior. Sin embargo, creo que hay un antes y un después. Muchísima gente ha perdido o perderá su trabajo; otros, tendrán que amoldarse a vivir con lo justo y necesario; también, aquellos que han sacado el valor de romper con una vida que no les llena o, por el contrario, aventurarse a vivir en pareja, formar una nueva familia o vivir en otro lugar.

Tenemos la muerte tan presente cada día, el miedo a marcharnos y no haber cumplido nuestros sueños o permanecer infelices pudiendo elegir no serlo, que encontramos el coraje de reinventarnos a nosotros mismos. Y ésta actitud es maravillosa.

El otro día leí en una red social una cita que decía... "Si quieres cambiar el mundo, empieza por tu metro cuadrado" o algo así. No recuerdo el autor así que, mis disculpas. 

¿Qué tienes pensado para cambiar o mejorar tu metro cuadrado?

Permitirme sentir emociones como la tristeza sin cuestionar el porqué aparece de la nada y querer recorrer este camino de lágrimas sin prisa pero sin pausa, me parece un buen comienzo.

Valorad vuestros esfuerzos por insignificantes que os parezcan. Nada de lo que hagáis será en vano.



Palabras de ...M*