Estamos de aniversario

 Un año ha cumplido desde que aparecieron los primeros contagios por la COVID-19.  El miedo a vacunarse abre paso a la urgencia por hacerlo. Cansados de vivir sin libertad, empiezo a sentirme atrapada por el Síndrome de la Cabaña. Vivimos la tercera ola, con variantes de otras cepas aún más contagiosas. Retrasos en la vacunación, mientras altos cargos se saltan los protocolos para administrarse las dosis. Se prohíbe la movilidad, las relaciones fuera de tu grupo de convivencia, pero se celebran elecciones catalanas.

Esta pandemia no nos ha hecho más fuertes sino meramente supervivientes (que ya es bastante), y lucharemos por reparar los estragos de una terrible crisis económica, social y emocional, en definitiva, existencial. 

La gente ansía volver a su vida anterior. Sin embargo, creo que hay un antes y un después. Muchísima gente ha perdido o perderá su trabajo; otros, tendrán que amoldarse a vivir con lo justo y necesario; también, aquellos que han sacado el valor de romper con una vida que no les llena o, por el contrario, aventurarse a vivir en pareja, formar una nueva familia o vivir en otro lugar.

Tenemos la muerte tan presente cada día, el miedo a marcharnos y no haber cumplido nuestros sueños o permanecer infelices pudiendo elegir no serlo, que encontramos el coraje de reinventarnos a nosotros mismos. Y ésta actitud es maravillosa.

El otro día leí en una red social una cita que decía... "Si quieres cambiar el mundo, empieza por tu metro cuadrado" o algo así. No recuerdo el autor así que, mis disculpas. 

¿Qué tienes pensado para cambiar o mejorar tu metro cuadrado?

Permitirme sentir emociones como la tristeza sin cuestionar el porqué aparece de la nada y querer recorrer este camino de lágrimas sin prisa pero sin pausa, me parece un buen comienzo.

Valorad vuestros esfuerzos por insignificantes que os parezcan. Nada de lo que hagáis será en vano.



Palabras de ...M*