Llegó el primer contratiempo: lesión en una rodilla con una tendinitis a tan solo diez km de comenzar la segunda etapa. Pero aunque físicamente no estaba fuerte, mentalmente estaba preparada para soportar los más de noventa km que me quedaban por andar con la pierna a cuestas.
Así pues, junto a la lesión, los calambres y los pinchazos llegó la primera lección que me tocaba aprender: aceptación. La vida te pone en situaciones que no deseas pero no te queda más remedio que aceptarlas y asumir que no todo se puede controlar. Buscar otra salida y dejarte ayudar es una buena opción. Lo importante es llegar a la meta. Segunda lección: minimiza el nivel de autoexigencia.

Me ha merecido mucho la pena hacerlo pese a todos los obstáculos. Tiene un embrujo especial con todos esos olores y colores, los árboles, las piedras... Solo el que ha hecho el "camino" sabe de lo que hablo.

El Camino para mí es una metáfora de la vida misma, con sus obstáculos, subidas y bajadas, dolor, compañerismo, alegrías, aprendizajes, lágrimas, superación, sonrisas, satisfacción, ilusión, reflexión, huellas, cansancio, actitud, emoción...
Palabras de ... una princesa*
