Sí. Soy una mujer conservadora.
Conservo mis principios y la luz de mi corazón con mimo y sumo cuidado, para que brille cada día con más intensidad.
Conservo los colores de mi infancia: rojo y verde.
Conservo una piedra con forma de corazón que encontré por el camino.
Conservo algo de ruido aunque después de tantos años, apenas se percibe.
Conservo un montón de cartas escritas con puño y letra de gente que me quiso. Me encanta esconderme bajo el nórdico de cuadro vichy y releer algunas letras ayudándome con la luz del móvil, admirar la caligrafía tan particular de esas personas, y tocar ese papel viejo y amarillo con el aroma de los recuerdos.
Conservo muy pocas fotos y un hilo negro invisible a los ojos.
Conservo una pompa de jabón que protege a "miedo", un ser que con el agua ha ido creciendo.
Por eso me considero una mujer conservadora porque conservo todo aquello que se refleja en mi persona y me siento orgullosa de ello. Aunque con el paso de los años la juventud se perderá en el olvido, iré guardando en mi bote de cristal todos los ingredientes necesarios para elaborar el pastel de la felicidad el cual estoy dispuesta a compartir contigo, si tú quieres.
Palabras de... una princesa.
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