Versos rescatados

 [...] Pero mejor cojo mis miedos y los tiro al aire.

A ver si llega una mujer huracán y se los lleva

y, por una vez,

no soy yo quien salva a nadie....


Palabras de ... Victoria Ash*

21... cinco meses sin ti y mi amor sigue creciendo

                            4 de Abril de 2021       [23:55 h] 

Carta a mi madre... el amor de mi vida.

Mamá, te quiero mucho. 

Sé que te lo dije infinidad de veces pero, ahora que no estás, ¿qué hago con todo este amor, con la intensidad, la inmensidad?

"Sempiterno": aquello que empieza, pero no tiene fin... como mi amor por ti.

Te echo de menos a todas horas. Me haces mucha falta.

Te quiero cuando respiro.

Te quiero cuando sueño.

Te quiero cuando siento dolor.

Te quiero cuando río y lloro.

Te quiero por las mañanas y por las noches.

Te quiero cuando observo una puesta de Sol, cuando pienso en el mar y cuando la brisa resulta agradable al caminar.

Te quiero cuando me siento sola.

Te quiero porque pronuncio tu nombre sin más. 

Te quiero porque ahora hago esas coso que antes solo tú hacías,

Te quiero por tu eterna sonrisa y esos ojos tan vivos.

Te quiero porque tus palabras resultaron ser verdad.

Te quiero porque no hay nadie más bonita que tú.

Te quiero porque "soy" gracias a ti.

Te quiero porque no soy madre, pero sé lo que una madre representa.

Te quiero porque hay mucho de ti en mi y eso, me hace sentir orgullosa.

Fuiste, eres y serás mi amor eterno, mi guía, mi esperanza, mi razón de ser, mi ilusión, el impulso para lograr mis metas, mi orgullo y la alegría.

Espero no defraudarte nunca leona. Vivo en ti y tú en mí.

Eres mi orgullo y mi pasión ¡Mucha fuerza mamá! Guíame.

Te querré siempre estés donde estés, vida mía.




Palabras de ... M*



Y llega un día...

 Hoy, día de la poesía, me ha llegado un whats app con un poema cuyo autor desconozco y, no podía dejar pasar la oportunidad de publicarlo por aquí. 

Todos los días pienso en ella, pero cada veintiuno de cada mes me recuerda el momento en que mi corazón se partió en mil pedazos.

"Y llega un día..."

Que te escuchas hablando como ella, cocinando como ella, regañando como ella, cantando como ella, enseñando como ella, bailando como ella, escribiendo como ella, llorando como ella.
Y llega un día que esos zapatos gigantes que tanto te probaste te quedan, y puedes recorrer su huella.
Y con cada paso vas entendiendo todo lo que alguna vez criticaste.
Y entiendes los límites, los retos, los enojos, las preocupaciones, los miedos.
Y agradeces que estuvo ahí, acompañándote de cerca, cuidando, vigilando.
Y agradeces sus desvelos, sus sacrificios, su tiempo.
Llega un día que te miras al espejo y la ves.
Porque unos meses estuvimos en ella pero ella siempre va a estar dentro nosotros"

No necesité perderla para valorar y agradecer la madre que tengo.  Le dije infinidad de veces que la quería, que para mí era la más guapa y mejor madre del mundo. Le di millones de besos y abrazos, muchos mimos y cuidados. ¡Cuánto la extraño!

Eres omnipresente mamá


 



Estamos de aniversario

 Un año ha cumplido desde que aparecieron los primeros contagios por la COVID-19.  El miedo a vacunarse abre paso a la urgencia por hacerlo. Cansados de vivir sin libertad, empiezo a sentirme atrapada por el Síndrome de la Cabaña. Vivimos la tercera ola, con variantes de otras cepas aún más contagiosas. Retrasos en la vacunación, mientras altos cargos se saltan los protocolos para administrarse las dosis. Se prohíbe la movilidad, las relaciones fuera de tu grupo de convivencia, pero se celebran elecciones catalanas.

Esta pandemia no nos ha hecho más fuertes sino meramente supervivientes (que ya es bastante), y lucharemos por reparar los estragos de una terrible crisis económica, social y emocional, en definitiva, existencial. 

La gente ansía volver a su vida anterior. Sin embargo, creo que hay un antes y un después. Muchísima gente ha perdido o perderá su trabajo; otros, tendrán que amoldarse a vivir con lo justo y necesario; también, aquellos que han sacado el valor de romper con una vida que no les llena o, por el contrario, aventurarse a vivir en pareja, formar una nueva familia o vivir en otro lugar.

Tenemos la muerte tan presente cada día, el miedo a marcharnos y no haber cumplido nuestros sueños o permanecer infelices pudiendo elegir no serlo, que encontramos el coraje de reinventarnos a nosotros mismos. Y ésta actitud es maravillosa.

El otro día leí en una red social una cita que decía... "Si quieres cambiar el mundo, empieza por tu metro cuadrado" o algo así. No recuerdo el autor así que, mis disculpas. 

¿Qué tienes pensado para cambiar o mejorar tu metro cuadrado?

Permitirme sentir emociones como la tristeza sin cuestionar el porqué aparece de la nada y querer recorrer este camino de lágrimas sin prisa pero sin pausa, me parece un buen comienzo.

Valorad vuestros esfuerzos por insignificantes que os parezcan. Nada de lo que hagáis será en vano.



Palabras de ...M*


Carta al "puñetero cáncer"

Me robaste lo que más quería. Causas dolor y sufrimiento, y aún duele más, cuando la persona que tanto quieres se va.

Eres un asesino. No respetas a nadie. ¿Por qué te llevas a las buenas personas? Ya que tienes tantas ansias de matar, ¿por qué no seleccionas un poco y te llevas a los malos? Devuélveme lo que es mío. Devuélveme a mi madre.

Menos mal que evitamos gran parte del sufrimiento y agonía que tenías reservado para ella. Pero ... ¿por qué? Si es la mejor persona de este mundo. ¿De qué te alimentas? Eres un monstruo sin piedad. El diablo. El mismísimo mal hecho realidad. Apareciste sin avisar.

¿Por qué hacer sufrir tanto a una buena persona antes de morir? Porque lo peor del cáncer n es la muerte, sino la forma de morir. Agonizando y siendo consciente de todo.

Pero aún así, ella nos ofreció su mejor versión. Y se fue de la mejor manera posible. ¡Jódete!

En cierto modo se fue victoriosa. Te saliste con la tuya, sí. Te la llevaste. Pero se fue sin más. No permitió que la destruyeras lentamente. Disfrutó con nosotros y nosotros con ella. Fue un verdadero placer cuidarla. Nos dijimos lo que sentíamos. Nos dimos todo el amor posible. Evitamos, en parte, que sintiera dolor. Pudimos despedirnos de ella. Cuanto más se apagaba, más joven parecía. Aguantamos el tipo. No sé cómo, pero lo hicimos. Todo por y para nuestra madre.

No temía a la muerte. Pero nosotros si sentíamos miedo de perderla, de que sufriera lo más mínimo.

Algún día la ciencia te vencerá. Apareces de la nada, haces y deshaces a tu antojo. Pero entre todos te venceremos.

Si algún día te cruzas en mi camino, seré fuerte. Como mi madre. He tenido el mejor ejemplo a mi lado y una lección de vida aprendida. Te plantaré cara. Tal vez muera o tal vez viva pero, en cualquier caso, venceré yo. 



Palabras de... M*

Los sueños, sueños son

Hablemos de sueños e ilusiones. 

Una vida sin sueños es una vida perdida. Sin rumbo, sin motivación. Necesitamos ilusionarnos así como necesitamos el aire y el agua. ¿Dónde buscamos para encontrarlas?

Sinceramente, creo que es necesario centrarse en las cosas más triviales (se vuelven fundamentales... decía Bumbury). La adversidad te las sirve en bandeja de plata. Es cierto, después de la tempestad, llega la calma. Ahora, hay que vivir la tempestad, sufrirla, llorarla y lo más importante, dejar que se vaya.

Por ejemplo, después de tantos días de encierro, te ilusionas con una cerveza al aire libre en buena compañía, planificar un viaje, un paseo largo larguísimo, tocar personas... Situaciones que antes pasaban inadvertidas, ahora hacen tu día a día distinto a los demás. 

Los sueños pequeños y alcanzables nos guían. Pero debemos ser conscientes de que son tan accesibles como efímeros. Llegan, realizan su función y se van para dejar paso a otros nuevos. De otro modo, nos desvaneceremos poco a poco con ellos. Tampoco se trata de vivir en un estado permanente de euforia por cada momento inusual vivido sino de permanecer consciente, con los ojos abiertos y mirar a tu alrededor. Serendipia. 

Acepta los bajones, la tristeza, la soledad... son emociones necesarias que dan paso a lo que acontece. 

Hablemos del amor. La ilusión entre las ilusiones, el sueño de los soñadores. El más buscado, deseado, añorado, esperado. Cuando lo encuentras es un subidón, los pájaros cantan y las nubes se levantan. Los días grises tienen su toque romántico de manta y peli. A veces no duermes o no comes. Nos volvemos completamente imbéciles. Pero flotamos y eso, mola. No soy muy partidaria de los ¿Y si...? Pero en este caso, lo necesito para llegar a una conclusión. ¿Y si... la gran ilusión desaparece? El mundo se desmorona ¿verdad? Quizá si concebimos el amor con una ilusión más y no como la "Gran ilusión", la soledad sea más llevadera.

Me ilusiona participar en varios proyectos fotográficos: algún corto e incluso alguna película. Me motiva que el director haya pensado en mi alabando mis enfoque artístico y mi trabajo. Quiero seguir aprendiendo a tocar la guitarra. Me apetece conocer gente y seguir cuidando de los míos. 

Aún así necesito ilusionarme aún más. Soy consciente de que los próximos meses van a ser duros tanto a nivel laboral como familiar. Es mejor ser previsora y abastecerme de herramientas que me sostengan y me mantengan firme cuando los golpes vengan.

"Stay hungry. Stay foolish" (Steve Jobs)


Palabras de... M*










Dos horas con S

Me parecía increíble que llegara el momento de quedar con alguien para dar un simple paseo, incluso cambiar de escenario. Podría decir que me apetecía más quedar con un amigo que una reunión familiar. Al formar parte de una familia desestructurada, sentía la necesidad de poder hablar abiertamente con alguien de confianza, poner nombre a mis emociones y expresar en voz alta mis silencios. Está siendo muy duro afrontar esta pandemia desde la soledad. Pero también gozo de momentos de paz ausentes en otros hogares. Cada persona vive sus propias circunstancias.

Nos saludamos y sonreímos con distancia. La hubiera abrazado pero percibí que no quería. No se lo propuse por respetarla y no ponerla en una situación incómoda. Anduvimos una hora y algo. Charlamos otro rato más. Me sentí más libre. Los espacios son más amplios que en el camino de al lado de casa. Por norma general, las personas respetaban las normas. Hacía buen tiempo. Nos daba el Sol en la cara. Sin darnos cuenta, llegamos al barrio de mi hermano. Hablé con Ali y con mi cuñada. Me reconfortó saber que ella necesitaba desahogarse más que yo. Nos reímos con las travesuras de mi sobrino. Pude verles a 2 metros. Acaricié a Filo. Percibí su latido. S y yo pudimos contar cómo estaba desarrollándose nuestro trabajo. Nos sentimos comprendidas.

No me esperaba todo esto al pasar a la Fase 1. Pensar que ese mismo día por la mañana, R me dio un abrazo y no pude contener las lágrimas durante un buen rato. Me impresionó tanto sentir el calor humano, unas manos en mi espalda... pero el calor, sobre todo el calor que desprendemos las personas. ¡Algo de vida en un escenario donde la muerte es la protagonista! Hoy en día, recibir un abrazo es un lujo. Ambas partes temen contagiar o ser contagiadas. Es algo que no harías con cualquiera. Te das cuenta de quién es importante para ti. De quién lo necesitas y por quién lo harías. Es un gesto sencillo, necesario, más fácil de entregar que de recibir y dadas las circunstancias, nos sentimos en cierto modo vulnerables por ello. 

Conseguí relajarme y con ello, reconciliarme un poco con la sociedad. Quizá el miedo me ha mantenido en una actitud demasiado crítica al ver cómo muchas personas no respetan las normas de confinamiento. Como si a los demás no nos costase hacer ese gran esfuerzo. Y sobre todo por los que están en primera línea jugándose la vida. 

S desea volver a casa cuánto antes. Y lo hará antes de lo que cree. No puedo evitar pensar en este verano. La mayoría de mis amigos ya hablan de irse a su segunda residencia para estar con su familia o se irán con sus parejas. A estas alturas me conformo con poder salir unos días. Ya sé que es mucho adelantar en un momento en el que se vive prácticamente al día. Pero después de todo este año infernal, me apetece tannnnto escaparme... 

De momento, seguiré disfrutando de la compañía y de los pequeños avances que vamos consiguiendo entre todos.

Ésto también pasará.

Palabras de... M*