y así viví el "Buen Camino"

Durante las cinco horas de tren de regreso a casa, vine saboreando y sintiendo las secuelas del "Camino". Más de ciento veinte kilómetros en cuatro días y tres horas de etapas con un puñado de sensaciones sobre los hombros. 

Llegó el primer contratiempo: lesión en una rodilla con una tendinitis a tan solo diez km de comenzar la segunda etapa. Pero aunque físicamente no estaba fuerte, mentalmente estaba preparada para soportar los más de noventa km que me quedaban por andar con la pierna a cuestas. 

Así pues, junto a la lesión, los calambres y los pinchazos llegó la primera lección que me tocaba aprender: aceptación. La vida te pone en situaciones que no deseas pero no te queda más remedio que aceptarlas y asumir que no todo se puede controlar. Buscar otra salida y dejarte ayudar es una buena opción. Lo importante es llegar a la meta. Segunda lección: minimiza el nivel de autoexigencia.

A lo largo del camino te encuentras con gente de todo tipo y cada una de ellas vive esta experiencia a su manera. Y es que eso es lo importante. Disfrutarlo de la forma que sea: durmiendo en albergues o no; llevando la mochila o no; con amigos, familiares o desde la soledad. Recuerdo a los invidentes italianos, a la pareja de amigas, al hombre que llevaba más de setecientos km de camino, a los tres chicos guapos, a las dos chicas segovianas que se habían separado del grupo, al hombre de la bota rota con gafas de aviador, al chico asiático que se paró de agotamiento, a los que pasaban con la bici gritando "Buennnnn Caminooooooo", y por supuesto, a mi padre y hermano.

Me ha merecido mucho la pena hacerlo pese a todos los obstáculos. Tiene un embrujo especial con todos esos olores y colores, los árboles, las piedras... Solo el que ha hecho el "camino" sabe de lo que hablo. 


El Camino para mí es una metáfora de la vida misma, con sus obstáculos, subidas y bajadas, dolor, compañerismo, alegrías, aprendizajes, lágrimas, superación, sonrisas, satisfacción, ilusión, reflexión, huellas, cansancio, actitud, emoción...


Palabras de ... una princesa*