Abriendo puertas, cerrando heridas...

Después de un largo trimestre sin escribir, muchas cosas han pasado por mi vida. Se han cerrado algunas puertas, alguna máscara se ha caído y a varios toros me he enfrentado. 

Siempre digo que todo pasa, que todo es transitorio y lo mantengo. Es cuestión de tiempo que encontremos una nueva puerta que abrir. Y cuando la encuentras, hace mucha ilusión.

Terminé el verano llena de energía después de mi viaje a Alemania. Esos parques llenos de olores y colores en los que realmente estuve a solas conmigo misma. Desconexión total. Lo que no sabía es que necesitaba toda esa energía para enfrentarme a lo que me venía después. 

De nuevo, una lesión en la mano. Fue todo un revés. Para empezar, apartarme del yoga una temporada, lo que me ha provocado otras lesiones en la espalda e incluso vértigos durante más de un mes. Así que me he puesto a abrir puertas: natación e hipopresivos jeje. Poniendo soluciones (¡toma ya!).

Me he encontrado con la persona más mentirosa que he conocido nunca. Mi mejor amiga me ha reconocido que, después de los años y las experiencias vividas, admira cómo conservo mi "lado romántico". Casi siempre por no decir siempre, nuestra intuición nos habla pero no la queremos escuchar. Aún creo en las segundas oportunidades. Soy una persona en constante aprendizaje. Eso es lo que digo a mis alumnos "el error forma parte del aprendizaje". Si yo me equivoco, me gustaría que me dieran una segunda oportunidad. Y es por eso que normalmente la doy. Es cierto que hay personas que se aprovechan de eso. Sin embargo, el que se aprovecha una vez, se aprovecha dos. Es curioso cómo una mentiroso decide mentir hasta el final.

La mente es muy poderosa, tanto que controla nuestro cuerpo. Y en mis pensamientos está una persona que desde hace algún tiempo está sufriendo por la envidia o frustración de otros. Nunca hubiera imaginado que alguien pudiera sentir tanto deseo de hacer daño a otro. Esto me recuerda a una peli que vi hace poco: "Me llamo Khan". Me pareció un poco lenta pero el mensaje que transmite es bueno: "en este mundo hay dos clases de personas: buenas y malas". Tan simple como eso.

Y poco más puedo añadir salvo que, cuando alguien realmente te aprecia y te quiere no te deja tirado cuando te ve sufrir, no lanza la pelota a tu tejado; la vida es constante cambio así que, sigue moviéndote.

Palabras de ... una princesa*


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