Aún el verano pretende dar los últimos coletazos.
Sin duda, ha sido un verano singular y muy variado desde el principio hasta el final.


Traje aires renovados de mi quinto viaje a Alemania. Este viaje lo hice por amor más que por turismo. Pasar los días con mi hermano haciendo lo que más nos apetecía hacer, me ha llenado más que patear Münich. Recuerdo las tardes de sofá en las que le miraba de solayo y pensaba... "ojala pudiera traerte de vuelta". Salía a correr cada mañana por caminos y parques que conducían a bosques, los bosques a lagos y ríos. Siempre pensando... "no abandones el camino". Estaba sola en medio de todos esos olores y colores. Pero no sentí miedo. Resultó ser una especie de ejercicio de meditación "¿activa?". Mi mente estaba centrada en todos esos estímulos y nada más woooooow!... y al fin, descansó.



Desde entonces, tengo menos prisa por vivir y vivo mejor.


Y con las mismas, las m&m nos fuimos para Euskadi. Enamorada de San Sebastián, el txakolí y por supuesto de Luis Alberto (L.A.), cogimos carretera y manta y llegamos a Bilbao a la Semana Grande (Aste Nagusia)… y aquí tengo que soltar otro "Wooooooow".

Os dejo una foto de mi "marido" ;D Pedazo de acústico, voz, presencia...
Palabras de... una princesa*