X + Y = ?

El amor... ese pequeño trozo de la tarta que endulza nuestra vida; esa sabrosa porción del queso que da fuerza a nuestras ilusiones... 

Sabemos que es una de las muchas parcelas de nuestra vida. Pero jamás debería ser la única. También sabemos que hay muchos tipos de amor. Vamos tomando consciencia de ello a medida que maduramos, crecemos y vivimos experiencias. Ocupa gran parte de nuestras conversaciones pese a ser solo eso, una fracción de tantas. Sigue siendo un enigma; una ecuación repleta de incógnitas.


Somos conscientes de que está ahí, de que se ha ido o que nunca estuvo. Lo difícil es reconocerlo.

Especial atención requiere el "amor pragmático". Aquel que se hace notar camuflándose con el paso de los años, creando una resistente zona de confort: estabilidad, equilibrio, comodidad, apego y ausencia de ... otras cosas. Y sin embargo, ¿qué es lo más inteligente: negarse a poner un solo pie dentro de esa "zona" o aceptar un "no soy 100% feliz pero tampoco lo contrario"? 

He conocido a varias personas pragmáticas. Llegan a la conclusión de que todas las relaciones llegan al mismo punto así que, ¿para que pasar por el proceso traumático de salir de la zona de confort si con el tiempo regresamos?

Tal vez la respuesta sea un acto de generosidad tan grande que no valga la pena romper ciertos vínculos; tal vez no haya necesidad de sentir más; tal vez la incertidumbre de lo que acontecerá después supere cualquier decisión...

Una vez más, no se puede juzgar. Pero a día de hoy, me alegro de no ser pragmática.

Palabras de... una princesa*



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