La vida es una contínua toma de decisiones, unas más trascendentales que otras claro está. Pero todas y cada una de ellas repercuten en mayor o menor medida en tu caminar.
Normalmente los atajos y vías rápidas sólo conducen a mayores interrogantes. A lo que voy, cuando uno toma una decisión difícil, complicada y dolorosa no suele hacerse a la ligera. Y cuando al fin la llevas a cabo, la compartes con la gente que quieres porque quizás buscas un poco de comprensión, apoyo. Hasta aquí todo normal ¿no? Otras veces tan solo esperas empatía, que te miren a los ojos y escuchen atentamente. Vamos... que ignoren el maldito What`s app?, llamadas de móvil, sms... que pueden ser respondidos posteriormente porque realmente no les estás hablando del tiempo.
En fin, ¿hasta qué punto y cuánto esperamos de nuestros amigos? ¿Es culpa de la tecnología que un amigo ya no sepa escuchar? Creo que es más bien una cuestión de educación que tendamos a volvernos cada vez más individualistas y solitarios. Preferimos pagar una tarifa plana de internet para poder chatear por el móvil en lugar de hablar por teléfono.  Las quedadas con los amigos  se conviernten en escenas cómicas propias del cine mudo.
Perdemos habilidades sociales y me parece realmente alarmante. Si no eres capaz de escuchar a un amigo durante una tarde por culpa del iphone, mucho menos podrás dar un consejo. Es por ello que las personas recurren al "es que desde fuera ya se veía venir" y fin de la conversación. La próxima vez te callas y por lo menos, nadie te interrumpe.
El otro día, quedé con dos amigas para tapear y salir. Una de ellas decía que solo podía confiar en sus amigas; la otra, en su familia. Nunca en tu pareja. Yo creo que solo se puede confiar al cien por cien en uno mismo. Si te conoces bien... si apuestas por tu valía, grandeza... saldrás siempre adelante. Solo se puede contar con uno mismo. Nadie mirará por ti como lo haces tú, ni tu familia y ni mucho menos, tus amigos. Pero aferrarse al pensamiento de no poder confiar en otra persona, como en la que elijas para compartir tu vida, me parece demasiado radical. Hay que tener en cuenta que no somos perfectos. No siempre recibimos palos. También los damos aunque sea sin querer.

Yo decido abrirme al mundo con los brazos abiertos sin pensar en lo que arriesgo. Dispuesta a dar confianza y recibirla. Brindarme esa oportunidad de ser feliz aunque vuelva a caer una y otra vez. Lo que está claro es que si nos aferramos a esos pensamientos radicales de "Yo solo puedo confiar en...", nos perderemos el conocer gente maravillosa y disfrutar de momentos increíbles.

Palabras de... una princesa*

0 comentarios:

Publicar un comentario