Este sábado acudí a una friki-fiesta de cumpleaños de lo más singular. La cumpleañera es una auténtica devota de Star Wars así que, la preparamos una fiesta sorpresa con catering, karaoke, tarta y regalos galácticos. Todos la recibimos con nuestras curradísimas caretas de los protagonistas. A mi me tocó R2 (El que quería).
Como ella trabaja en la TV, había un montón de gente vinculada a este medio. Desde luego que, algunos parecían venir de otra galaxia con esos aires de grandeza, esa cabeza bien alta y con un pequeño toque de " te veo, pero te ignoro". Lo peor fue cuando comenzó el karaoke. Toda una exhibición de divas intentando hacer gorgoritos con su garganta, haciendo alarde de sus dotes profesionales y recordándonos al resto de la plantilla quienes son y a qué se dedican.
En realidad, sólo mostraron la superficialidad de un mundo irreal. La falta de autoestima y la necesidad de cariño que tienen esas personas se intuye en su comportamiento.
Creo que, cuando una persona tiene la necesidad de recordar a los demás sus virtudes es porque, en realidad, no se siente valorada o no cree en sí misma.
Sin embargo, la protagonista del evento no tiene nada que ver con los que habitan en esta burbuja. Ella tiene luz propia;  es una de las personas más cultas e inteligentes que conozco;  una bellísima persona; madura y con la cabeza bien amueblada; una enamorada de la vida.
Pero tengo que reconocer que tengo algo en común con toda esa gente y es que la queremos. Debajo de todo ese "aparentar ser quien no soy" debe haber un enorme corazón en cada uno porque se desvivieron por crear una fiesta muy emotiva. Eso les honra.
Palabras de... una princesa.

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